15 septiembre 2010

La calle

un hombre corriendo, sin remera, con su perro al lado.
Un señor, sucio, calculo yo, un linyera, con un tubo de luz de la basura. Esos tubos que son más largos que uno, que algún edificio habrá cambiado por otro. El señor tomó el tubo como si fuera un Bó (arma japonesa)y comenzo a agitarlo a lo lado de su cuerpo, junto a la basura y a los transeuntes, cómo recordando lecciones de alguna práctica marcial milenaria.
En mi mundo, que generalmente es el más mediocre y coincide con la media, eran las 22.15. En mi país, es hora de cenar, de ver la telecomedia de la noche, o quizas surfear por el cable.
Pero ellos tenían en mente otras actividades. Más físicas.
Es verdad que la noche se presta, gracias a un clima - que no se si admitir favorable- que presenta una pesadumbre acompañada de un viento fresco, cuando menos, amigable.
Otros optaron por ir a comer afuera, tomar algunos drinks. Algunos se sumaron a la milonga.
Pero ellos, éstos dos que mencioné arriba, se ganaron un lugar en mi cerebro.
Será por mi falta de actividad física, o mi ceguera o mi estrechez mental.
Cualquier persona que haga ejercicio, me parece sorprendente. No lo comprendo. Pero lo admiro.
Y así, entre frituras y cigarrillos, sobre la dureza de la silla, me dedico a escribir, y a congelar, a estos seres tan móviles, que llamaron mi atención.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Its Definitely good bookmarking for future reference.

Al dijo...

Mirá qué amable el anónimo angloparlante...

Mariann dijo...

seee.. es mi amigo spam