Siempre pensé en que podía hacer yo para contribuir al mundo. En tanto y en cuanto el gobierno no cambie sus lámparas incandescentes por unas de bajo consumo, mi vago aporte a la comunidad no logrará el efecto buscado. Aún así creo en el granito de arena. Y tanto creía yo en el granito de arena, que me salió uno. ASI de grande, en la punta de la nariz. Voy al dermatólogo y el tipo me dice que no puede hacer nada, que eso es un grano de arena y que poco tiene que ver con su profesión. Salí llorando, encima el hijo de puta atiende en un piso 23 y el ascensor tiene muchos espejos, estuve todo el tiempo que tomó salir del edificio viendo mi cara con su grano de arena incurable. También traté con un geólogo, me dijo qué como eso estaba en la piel poco tenía que ver con su profesión, pero le pareció muy interesante y me sacó un par de fotos. Todavía no entiendo para qué quiso que me saque la ropa si el grano estaba en mi nariz, pero bueno, todo sea por contribuir con el mundo ciéntifico.
Completamente deprimida, la vida me cruzó con Graciela Alfano quien me dijo "¿Probaste con un yogurt?". Acto seguido me acordé de aquella propaganda, y por esas cosas de la vida también me acordé de la leche cultivada san regim, que era muy psicodélica y que no tuvo la inserción en el mercado que hoy tienen activia y actimel. "Tal vez deberíamos pedirle a Pancho Ibañez que hable con el gobierno para cambiar las lamparitas a las de bajo consumo" pensé, mientras me comía el yogurt.
Cuando terminé de comer el yogurt me dispongo a tirar el envase en un tacho de basura de la calle. Como no me dí cuenta que el tacho estaba desfondado, el envase cayose al piso y ahí es cuando mi granito de arena voló. Y mientras se alejaba lo escuché decir "Qué verguenza, y pensar que estaba posado en una persona que ensucia la calle, mafangulo!".
29 junio 2008
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